Cada hincha del Atleti tiene su propia tesis de las causas que se llevaron por delante al equipo en la aciaga noche de Turín.
Y ante diferentes diagnósticos de la enfermedad, obviamente, cada uno prescribimos un tratamiento distinto, todos ellos legítimos y bienintencionados, desde la indiscutible autoridad que nos otorga nuestro corazón rojiblanco. Al menos, eso cabe esperar.
Como si se tratase de los libros de Elige tu propia aventura, de regreso a la actualidad tras la adaptación que Netflix ha hecho de ellos en su película Bandersnatch, los aficionados nos hallamos ante un incierto cruce de caminos con sus correspondientes veredas. Si bien las posibilidades del árbol de decisión son casi infinitas, las tertulias de estos últimos días apuntan a estas tres versiones principales.
1. Basta de unocerismo y de sucumbir en los partidos importantes
Estamos padeciendo la caída libre del gen competitivo que aportaban los futbolistas que componían el núcleo duro del vestuario, cuyos galones han sido heredados por jugadores poco comprometidos o incapaces de ejercer su liderazgo sobre el césped. La secretaría técnica, si es que la hay, encadena varios años acometiendo fichajes poco acertados, que desembocan en una plantilla descompensada. Los aficionados asistimos perplejos a una sucesión de dolorosas despedidas por parte de nuestros mitos: primero, Tiago y Raúl García; luego, Fernando Torres; acto seguido, Gabi; y este verano, salvo sorpresa, será Godín... Todo ello merma la comunión de la grada con el equipo, una relación que se hace cada vez más complicada, precisamente en un periodo en el que habría que apelar más que nunca a las raíces colchoneras, propiciar guiños con el imaginario clásico que compensen las dudas suscitadas por la marcha del Calderon, el cambio de escudo y ese tufo a mercantilismo que el club transmite siempre en cualquiera de sus decisiones. El Atleti ha dejado de ser el Atleti. ¿De verdad hay alguien al volante? ¡Cholo, vete ya! Y que pase el siguiente.
2. Fin de ciclo, amigos
Fue bonito mientras duró, pero el grupo sobre el que se gestó la década prodigiosa del Cholismo ya no está para competir a este nivel. Los protagonistas de la Liga 2014 y de las dos finales de Champions League han causado baja o han ido disminuyendo progresivamente su rendimiento. La necesidad de acometer una renovación de la plantilla es indiscutible, aunque eso no significa necesariamente emprender una de esas limpiezas de vestuario tan del gusto de la prensa deportiva nacionalmadridista. De hecho, el club ya viene dando pasos firmes en ese sentido desde hace un tiempo. El primero de ellos, por supuesto, la renovación de Simeone hasta 2022. Porque nadie mejor que él para capitanear la reconstrucción, una aventura cuyo timón se ha ganado a golpe de éxito a lo largo de su brillante periplo iniciado en 2011. Pero ese aval no es una patente de corso. El míster debe hacer autocrítica, asumir los errores y aprender de ellos. El Atleti de hoy no es el mismo donde aterrizó hace más de siete años. Gracias al trabajo de estas temporadas, al suyo y al de todo el cuerpo técnico, la hinchada ya no se conforma con esa plaza entre los cuatro primeros por la que muchos no hace tanto tiempo peregrinaban a Neptuno. Porque el nivel de exigencia ha crecido. También para Griezmann. Y para Koke. Y para Saúl. Para todos los que aspiren a enarbolar la bandera del equipo en el próximo lustro.
3. Lo de la Juventus fue un accidente
Un partido malo, muy malo, malísimo, con decisiones arbitrales que nos perjudicaron decisivamente (también en la ida, por cierto). Ahora toca lamerse las heridas, hacer terapia de grupo y rearmarse pronto para afrontar lo que queda. Porque sí, señores, aún hay Liga. La desventaja con el Barça es importante, pero en absoluto insalvable, sobre todo con ese partido del Camp Nou que, en caso de ganarlo, nos pondría el campeonato a tiro. Los culés andan obsesionados con llevarse una Champions que ven más propicia sin el Madrid en el horizonte, así que, a buen seguro, Valverde dará descanso a Messi en la víspera de los duelos europeos. Y sin él, el Barça es menos Barça. Por el contrario, nosotros tenemos la obligación de centrarnos en una sola competición y esa exclusividad nos va a beneficiar. Simeone sabrá sacar lo mejor de los futbolistas y los motivará al máximo para exprimir sus fuerzas de aquí a finales de mayo. Porque ningún atlético en su sano juicio cuestionaría la labor del entrenador. El proyecto deportivo sigue creciendo y la fórmula del "partido a partido" continúa tan vigente como el primer día.
¿Y tú cómo lo ves? ¿Por que opinión te decantas? Cada una de las tres admite múltiples derivadas, incluso pueden llegar a combinarse entre sí y desembocar en otros escenarios no previstos. Ojalá sepamos defender nuestra teoría particular sin caer en la ofensa y el desprecio al que piense lo contrario. Porque por mucho que algunos se empeñen en enfrentarnos, Atleti somos todos.